Shanghai es el gran escaparate de China, la capital económica del país y con el permiso de Hong Kong y Singapur, principal hub financiero y de negocios de Asia. Así pues, la cantidad de visitantes que la ciudad recibe anualmente crece de manera exponencial. Muchos de estos visitantes forman parte del llamado turismo de negocios y si las visitas a las ferias y las interminanables reuniones con clientes lo permiten, esta es una breve guía para disfrutar la ciudad en 24 horas.
El comienzo obligatorio del recorrido debe ser Peoples Square, antiguo hipódromo de Shanghai, reconvertido en la plaza del pueblo. Sede del gobierno local y de tres de los más importantes museos de la ciudad (Planificación Urbana, Museo de Shanghai y Museo de Arte de Shanghai). El norte de la plaza limita con Nanjing Road, una de las calles más comerciales de la urbe, un auténtico hormiguero los días de fiesta.
Recorrer los escasos 2 kilómetros que separan la Plaza del Pueblo del Bund es toda una experiencia y si se consigue evitar el acoso de los vendedores de bolsos falso, incluso puede ser gratificante. Al final de Nanjing Lu, se sitúa el Peace Hotel. El famoso hotel ahora se encuentra en pleno proceso de rehabilitación y lamentablemente, cerrado al público. Desde la terraza de este hotel es posible contemplar las mejores vistas del Bund y de Pudong, el famoso skyline al otro lado del río.
El Huangpu es el río que parte en dos la ciudad (Puxi al oeste y Pudong al este). El Bund es el antiguo embarcadero de Shanghai y sus edificios reflejan su pasado colonial. ¿Quién dijo que no es posible encontrar Art Deco y arquitectura neoclásica en China?. Si al visitante todavía le quedan fuerzas desde el Bund, es posible adentrarse en las tranquilas calles que se separan la zona del río de los jardines de Yuyuan. Sin duda, un paseo por la «China más real», ancianos jugando a cartas en plena calle, mujeres cocinando en cocinas improvisadas y hombres que hacen la compra en pijama. Submundos menguantes en la ultramoderna ciudad de la grúa y el bulldozer.