La Navidad es una celebración recientemente importada a China. Para alegría de muchos y para disgusto de otros tantos, la tradición navideña se ha implantado con éxito en tierras chinas, formando parte del conjunto de festividades que sin tener ningún tipo de sentido en su cultura han acabado por seducir a la masa. Todas tienen un denominador en común: el consumo y su procedencia.

Hoy en día, estéticamente las Navidades chinas en poco se diferencian a las de cualquier país de Occidente, si acaso que no se celebra la misa del gallo. Son los grandes almacenes los encargados de dar el pistoletazo de salida a esta carrera consumista. Por lo demás, las calles se engalanan con luces y con flores de Pascua y los árboles de Navidad y Papa Noel, eso sí un poco más delgado, ocupan cada esquina repartiendo espíritu navideño.

Pero no todo está perdido para los Grinch y demás activistas antinavidad, en China todavía no se celebra el sorteo de Navidad, ya se sabe que en China no hay gordos, las familias no se reúnen y por tanto no hay que aguantar a ese cuñado tan impertinente que todos los años cuenta las mismas historias y comprar el regalo del amigo invisible no supone ningún problema porque aquí todas las tiendas son de chinos.

Pero para que no se diga que desde China, por descubrir tomamos partido por ninguno de los bandos irreconciliables aquí va nuestra felicitación: 圣诞节快乐!

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